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Comencé hace poco a leer Humble Inquiry: The Gentle Art of Asking Instead of Telling, escrito por Edgar H. Schein, lo que me ha llevado a dedicar parte de mi atención a observar las conversaciones que normalmente sostenemos en el trabajo y con los clientes. Mi objetivo: identificar qué tan común o extraño es para las personas hacer preguntas que generen valor.
Para Schein, preguntar con humildad es una habilidad que se fundamenta en la capacidad de hacer preguntas que carecen de interés personal y cuya intención es ayudar a la otra persona a ganar claridad o a llegar a sus propias conclusiones. En este caso, el valor se co-crea al permitirle a quién habla descubrir la respuesta y a quién escucha y/o pregunta, contener el espacio para que esto suceda. Es maravilloso ver cómo se gesta el valor de maneras que no anticipamos, sobre todo en el silencio.
Mi observación me ha llevado identificar algunos factores o "demonios" que bloquean la capacidad de hacer preguntas, limitando las oportunidades de conexión y generación de valor.
Miedo al error
Hay quienes dicen que si no tienes una buena pregunta para hacer, mejor no la hagas. Sin embargo, ¿qué es una buena pregunta? En mi opinión no hay buenas o malas preguntas, lo que hay son preguntas conscientes o inconscientes en el momento correcto o incorrecto dirigidas a la persona que sabe o no sabe. Las preguntas humildes son atemporales, generosas en su esencia y abiertas, lo que las blinda del juicio. Al querer evitar el error, nos predisponemos a continuar cometiendo los errores del pasado, mantener los mismos modelos de pensamiento y no evolucionar.
Miedo al juicio
"¿Si pregunto, qué pensarán de mi?". Cuando limitamos nuestra curiosidad por el miedo al qué dirán o pensarán de nosotros, es porque estamos salvaguardando nuestra identidad y reduciendo el riesgo de discrepar con las expectativas de los demás. Preguntar nos expone y nos hace vulnerables porque al hacerlo aceptamos que hay algo que no conocemos. Al evitar exponernos, permanecemos en nuestra zona de confort, perpetuamos nuestros sesgos y nos cerramos a la diversidad.
Miedo al fracaso
En lugar de lanzar preguntas que generen valor, lanzamos preguntas que tienen una agenda personal que garantiza nuestro éxito, pero no necesariamente el éxito del sistema. Las agendas personales llevan a que las preguntas sean direccionadas, manipuladas y cerradas. La persona que las recibe de forma inconsciente, es manipulada y quienes las reciben de forma consciente, se defienden o atacan como respuesta. El conflicto y la falta de acuerdo son unos de los resultados más comunes de este tipo de preguntas.
Miedo al bienestar
Suena contradictorio pero hay preguntas que sabotean el bienestar incluso antes de tenerlo. Estas preguntas reconfirman la consciencia de la víctima, es decir, el pensamiento y comportamiento de quienes siempre tienen disculpas para justificar su accionar (incluyendo las omisiones) y no se hacen responsables o "accountable" de sus decisiones. Estas preguntas nos alejan de nuestros valores y propósito y por lo general, general confusión y desalineación.
El miedo al error nos impide evolucionar al mantenernos atrapados en los mismos modelos de pensamiento. El miedo al juicio nos hace evitar preguntar por temor a ser juzgados por los demás, limitando así nuestra curiosidad y apertura a la diversidad. El miedo al fracaso nos lleva a hacer preguntas manipuladoras que solo sirven a nuestras agendas personales, provocando conflictos y falta de acuerdo. Por último, el miedo al bienestar nos hace formular preguntas que refuerzan nuestro papel de víctimas, alejándonos de nuestros valores y propósito.
Superar estos miedos y practicar la humildad al hacer preguntas no solo enriquece nuestras interacciones, sino que también nos permite crecer personal y profesionalmente. Al abrazar la capacidad de hacer preguntas sin prejuicios ni agendas ocultas, creamos un espacio donde el valor se co-crea y donde el aprendizaje y la comprensión mutua pueden florecer. Así, al liberarnos de estos "demonios" que nos limitan, nos acercamos a un nivel más profundo de conexión humana y colaboración significativa.
He diseñado un modelo para entrenar a equipos de ventas, fidelización, mercadeo, innovación y liderazgo a hacer preguntas que generen valor compartido. Si quieres saber más, escríbeme a: carolina.gamboa@dragonfly-estrategias.com
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