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Saltar del barco

Foto del escritor: carolinagamboa3carolinagamboa3

Gran parte de nuestros días los navegamos en la superficie de nuestros pensamientos y emociones. Tomamos lo que esta a la mano, lo que es más accesible, lo que podemos ver y anticipar. Es como ir en un barco tomando de la superficie del agua lo que encontramos. Sin embargo, si nos sumergimos, vemos que hay más amplitud, más animales, más plantas. En lo profundo hay un mundo que no es visible para nosotros pero que sabemos que está ahí y nos sostiene.


¿Por qué nos cuesta tanto trabajo saltar del barco para ver que hay en la profundidad?


EL ESFUERZO Y LA INCERTIDUMBRE


Cuando vamos profundo tenemos que lanzarnos del barco y movernos para nadar. Tal vez el agua esta fría, oscura o movida por corrientes. Es posible que tengamos que llevar linterna o un raje de buzo para poder encontrar lo que buscamos. Esta incomodidad es natural al sumergirnos pero la evitamos porque es más fácil y cómodo estar en el barco.


Cuando llevamos este ejemplo a la escucha y a las preguntas, nos pasa lo mismo. Es más fácil para nuestro cerebro anticipar y llegar a conclusiones de lo que percibimos en la superficie de lo que escuchamos. Hacer preguntas difíciles es como lanzarse al agua a explorar y dejar ese lugar seguro que conocemos. Nos obliga a ponernos el traje de buzo y llevar la linterna para escuchar atentamente y entender con claridad lo que yace en la profundidad de lo que nos están compartiendo.


Saltar al agua es un acto de empatía. Es una decisión que tomamos de salir de nuestra zona de comfort para sentir y entender al otro. Es exponernos a lo desconocido dejando de lado nuestro ego y sumergirnos en aguas que sabemos que compartimos con otros pero que se sienten nuevas.


Desafortunadamente vamos continuamente en nuestros barcos intentando mostrar a los demás qué tan bien nos vemos en la superficie sin darnos cuenta de que estamos anclados o que las aguas que navegamos son turbias. Vemos a otros en sus barcos sin rumbo o a punto de naufragar pero no nos atrevemos a saltar al agua para encontrar en dónde está deteriorado el barco con el riesgo de que lo que está hundiéndolos también nos puede hundir a nosotros.


Te invito a que saltes más al agua y te dejes sorprender por lo que encuentras.


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