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Las excusas para no escuchar

Foto del escritor: carolinagamboa3carolinagamboa3


Escuchar es una de las capacidades menos desarrolladas en los seres humanos porque, asi como dormir, la damos por hecho. Nos relacionamos con la escucha como nos relacionamos con lo que recibimos de forma gratuita. Al no "costarnos" trabajo escuchar, asumimos que lo hacemos bien. Pero, ¿es eso cierto?


La realidad es que no sabemos escuchar y que nuestro cerebro tiene al menos un 70% de capacidad sobrante que no utilizamos cuando estamos escuchando a otra persona. De ahí que nos distraigamos fácilmente, que opinemos en nuestra mente mientras nos hablan, que anticipemos la respuesta o la pregunta que vamos a hacer, que personalicemos lo que nos dicen, entre otros.


Como resultado, no sólo nos vemos enfrentados a diversos problemas de comunicación tanto escrita, hablada, síncrona y asíncrona; sino que cada vez nos aislamos y acuñamos más en nuestras propias creencias e interpretaciones de la realidad.


El 45% del tiempo que estamos despiertos estamos escuchando y lo hacemos de forma automática. En ese modo de escucha el cerebro se encarga de optimizar el proceso llenando vacíos, recurriendo a información del pasado almacenada en el hipocampo. En este modo, desde el pasado el cerebro proyecta lo que nos van a decir y lo que vamos a decir. Es como entrar a Instagram o a TikTok, el algoritmo recurre a la infromación que elijo y me gusta, para entregarnos la información que va a corroborar nuestros gustos y elecciones a perpetuidad. Si queremos acceder a nueva información, tenemos que hacer el esfuerzo de buscarla lo cual nos pone en un estado de incomodidad. Cuando en nuestro feed aparece algo no no hemos elegido, automáticamente lo rechazamos o lo juzgamos, lo que también nos sucede cuando escuchamos.


En una conversación por lo general estamos resgurdando nuestro estado de comfort. En este estado nuestro cerebro se siente seguro porque no estamos escuchando nada que no sepamos, lo cual es un signo de seguridad. El primer problema con esto es que asumir que sabemos, lo cual nos limita a aprender algo nuevo puesto que nuestro cerebro ya determinó lo que nos van a decir ya es parte de lo que conocemos. El segundo problema es que cuando nos dicen algo que va en contra de lo que creemos saber, o reaccionamos de manera defensiva imponiendo nuestra forma de pensar (aqui es donde aparece el juicio y la crítica), o nos autoconvencemos de lo que nos dicen es verdad (para evitar la confronatación), o evitamos por completo la conversació.


Escuchar por fuera dle piloto automático implica enfrentamos a la incomodiad de preguntar y aprender. Nuestro cerebro en este modo tiene que hacer un esfuerzo mayor debido a que requiere de mayo energia para gestionar la atención, las distracciones y los estados emocionales que emergen de la vulnerabilidad que implica simplemente escuchar.


El poder de la escucha presente es que entrena la atención al obligar al cerebro a regresar a lo que le están diciendo. Sin embargo, la escucha no sólo se puede hacer con el sentido del oído. Escuchamos con los ojos el lenguaje no verbal, con la piel las vibraciones imperceptibles de las emociones que emite quien habla, con el corazón los sentimientos, con la intuición los deseos y la voluntad del hablante.


Otto Scharmer, profesor del MIT Sloan School of Business, dice que existen 4 niveles de escucha pero alrededor del 90% del tiempo que escuchamos, siempre estamos en el primer nivel: escucha en piloto automático o en "descarga" como la denomina él.


Hoy te invito a que revalúes la manera como estas escuchando, A que no des por sentada esa capacidad que tiene el potencial de transformar quien eres y la manera como impactas tu entorno.


Hoy te invito a que te des una pausa para escuchar y de forma consciente ofrezcas el regalo de tu tiempo.






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