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Esta semana tuve la oportunidad de regresar a uno de los capítulos del libro Dopamin Nation escrito por Anna Lembke, Profesora de Standford University, en el cual ella utiliza el concepto de "Honestidad Radical".
Lembke explica que cuando expresamos nuestra verdad, y dejamos de decir y decirnos mentiras a nosotros mismos, nos sentimos más libres, acompañados y con mayores alternativas para tomar decisiones. Esta "liberación" ayuda a hacernos responsables tanto de nuestros aciertos como de nuestros errores y es una de las bases para mantenernos alejados de la compulsión que conduce a la adicción y a adoptar una mentalidad de crecimiento. En otras palabras, decir la verdad nos ayuda a aceptar nuestra humanidad, soltar las expectativas que en lugar de acercarnos, nos alejan de la realidad y empoderarnos de nuestras acciones para salir de la fantasía del conflicto.
En este sentido me pregunto qué tanto nos hemos convertido en presos del conflicto al punto que no somos capaces de decir las verdades necesarias para afrontarlo. El conflicto interno que produce no sentirnos suficientes; el vernos diferentes a quienes se muestras felices y exitosos en las redes sociales; el estar en desacuerdo con otros. El conflicto donde tomamos bandos, criticando y juzgando sin ni siquiera querer explorar cuál podría ser la verdad subyacente. El conflicto que perpetúa nuestra noción de que la tierra y la humanidad son diferentes y por lo tanto debemos consumirla, acapararla y dominarla.
Estos conflictos los normalizamos al definirnos como víctimas: Todos me quieren sacar del proyecto, la competencia nos está quitando el mercado, los KPI son irracionales, la lluvia me hace sentir triste, Dios nos está castigando...La narrativa de la víctima perpetúa el conflicto porque siempre hay un victimario (al que le proyectamos toda la responsabilidad) y en consecuencia, una reacción personal y colectiva desde la defensa, el ataque o la parálisis.
Al no apropiarnos de nuestra responsabilidad, es decir, de la actitud con la que estamos afrontando la realidad entramos directamente a la cárcel de nuestras disculpas y de un conflicto interminable que es creado por nosotros mismos.
Cómo promover una cultura de Honestidad Radical?
Identificando los comportamientos que normalizan los conflictos
Mapeando las expresiones de la mentalidad de la víctima en la narrativa cultural y de negocios de la organización.
Cultivando espacios de seguridad psicológica
Desarrollando competencias de inteligencia emocional y midfulness comenzando por los equipos directivos
Si quieres elevar tu consciencia y la de tus equipos de trabajo para adoptar la honestidad radical y enfrentar los conflicto con mayor responsabilidad, te invito a que me escribas para contarte más acerca de cómo los podemos ayudar.
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